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Por Axel Gutiérrez, Enero 2020.

Aunque el sector asegurador crece anualmente, la penetración en el mercado nacional es aún incipiente, ya que de los 54 millones de mexicanos dentro de la población económicamente activa, sólo el 22% cuenta con algún tipo de seguro contratado (INEGI, 2017), de los cuáles el 30% son de automóvil, un 15.7% seguro de vida y sólo el 8% de seguro de gastos médicos.

Y es que existe una percepción generalizada respecto a la utilidad real de los seguros debido a que una buena parte de ellos te darán un beneficio únicamente si falleces, entonces es completamente normal pensar que no tiene sentido pagar por algo que no vas a disfrutar en vida, desafortunadamente, no siempre las personas fallecen después de un siniestro, y digo desafortunadamente porque los pondrá en una situación de incapacidad parcial o permanente para seguir siendo económicamente productivo, entonces, además de esta lamentable circunstancia, se enfrentarán a un escenario de «sangría monetaria» causada por rehabilitaciones, medicamentos, cuidados especiales, sin dejar de lado el desgaste individual y familiar que durará por tiempo indefinido.

Esta realidad no es ni remotamente imaginaria, y también aplica para enfermedades que invariablemente ningunotenemos agendadas.

Quizá la falta de sensibilidad y de educación financiera son las principales causas de que en México los seguros aún son vistos como un gasto, cuando en realidad son una inversión.

Mayormente, sólo aquellos que han tenido que hacer frente a una situación desafortunada de afectación patrimonial o de salud, y han contado con el respaldo de un seguro, pueden dar testimonio de la importancia y los beneficios que recibes, en un momento donde el dinero disponible se traduce en capacidad y tiempo de respuesta; en muchos casos en vida o muerte. Es entonces cuando el costo pagado de forma preventiva, resulta, incluso numéricamente, mucho menor al valor de utilidad real recibido. Y considero que, particularmente en esta materia, conviene romper con el dicho popular y sí aprender de la experiencia ajena.

Otra disyuntiva es elegir a la compañía correcta, y sin duda alguna, cualquier compañía te va a decir que su oferta es la mejor, sin embargo, en el supuesto de que todas te pudieran ofrecer un nivel estándar de calidad, los detalles propios de la compañía le permiten a cada una ofrecer mejores valores agregados, como menores primas, mayores coberturas, beneficios adicionales o complementarios, pero eso depende de un sin fin de factores como mejoras en la flotilla que incide en los tiempos de respuesta, negociaciones de mejores portafolios de inversión, disminución en la tasa de riesgo de un determinado producto, convenios de participación, entre otros datos a los que un usuario promedio no tiene acceso de manera inmediata, o en su defecto, que no los sabe interpretar de forma correcta.

De ahí que se pueda concluir que algunas compañías pueden ser más competitivas que otras en un determinado producto, es por eso que contar con un asesor multicanal te permitiría tener la mejor opción de cada proveedor, con la certeza de que estás eligiendo y no que te están vendiendo lo que está disponible.

En AGBUPEC creamos soluciones a partir de las necesidades y características particulares de cada cliente, en función de toda la oferta disponible en el mercado, no de una sola compañía, para que tú elijas siempre la mejor protección para ti y los tuyos.♠